¡Te contamos algunas razones para gozar de unas buenas vacaciones de invierno!
La idea del invierno es aterradora para muchas personas por motivos obvios: el frío. Totalmente contraria al verano donde el sol invita a todos a salir a la playa a pasar momentos hermosos con buenas brisas y linda compañía, el invierno encierra a la sociedad, de repente todo se realiza puertas adentro. La crudeza de las bajas temperaturas provocan a que las personas busquen refugiarse en lugares calientes y acogedores.
La idea es que leas este artículo y que te levantes de la silla o del sofá para que emprendas una gran aventura invernal eligiendo el destino que más te guste. Sostenemos la filosofía de que el simple verbo “viajar” puede ser gozado en cualquier época del año o momento de vida que estés transitando. En conclusión hablaremos de motivaciones e ideas vacacionales para pasar el frío, y sumamos un bonus con algunos lugares económicos para que te hospedes gastando poquísimo.
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Una excusa para descansar
Lo primero que se nos viene a la cabeza es toneladas de nieve cuando pensamos en vacacionar con frío. Esta es una gran oportunidad para descansar, para aprovechar los momentos y recuperar energías que luego en primavera nos serán útiles. Elige un destino en el que puedas resguardarte con tranquilidad y paz. Un buen sitio puede ser en el medio de la naturaleza, rodeado de silencio y pinos empapados de nieve. Busca una cabaña que te dé protección a ti y a tus compañeros de viaje. Procura tener un vehículo apto para condiciones complicadas y una buena reserva de productos alimenticios.
Piensa en todas las ventajas que hay… Puedes pasar las mañanas de los fines de semana estando más cerca de tu ser querido, ya sea un humano, una mascota o un ordenador portátil. Esto no se puede hacer en verano, porque el sol hará que haya tanta luz y haga tanto calor que preferirás salir de la cama temprano antes que tener a alguien o algo pegado a ti, ni siquiera un poco. ¿No es genial echarte bajo tu manta con una linterna y perderte en un libro? O ponerte cómodo entre un montón de almohadas mientras ves una película. Ah, y no, nunca se es demasiado mayor para construir un fuerte con mantas.
Un viaje culinario
Viajar pensando en comida puede sonar absurdo, pero cuando se trata de una cocina de calidad la gente mueve universos con tal de darle a su paladar nuevos sabores. Un lugar perfecto para esto puede ser tanto Alemania como Italia que suelen atravesar temperaturas bajísimas en el mes de enero. Se sabe que ingerir comidas con una buena cantidad de calorías es importante cuando hace frío. De hecho, el cuerpo lo pide, no nos engañemos.
Alemania tiene platillos pesados pero ricos que proporcionan energía y ayudan a terminar el día de una buena forma. Por ejemplo; el Knödel o Klöße son bolitas elaboradas de distintos ingredientes, dependiendo de la preparación puede variar su nombre y existen muchos tipos, algunas son hechas de papa, otras de carne, otras de fruta u otros alimentos. Si acompañas esto con un buen trago de Gluhwein o vino caliente, tu jornada será épica.
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Que el frío no te paralice
Quizá esta idea sea algo contradictoria a las actividades planteadas en los párrafos anteriores pero nunca está de más pasar unos buenos momentos moviendo el cuerpo en un Centro de Deportes de nieve. Piénsalo, alquilas unos esquís o una tabla de snowboard, tomas unas clases para aprender la técnica y evitar accidentes y ve directo a las montañas nevadas del centro europeo para pasarla excelente. Recuerda que no necesitas ser un experto para ser un deportista, aunque sí precaución.